martes, 15 de febrero de 2011

Londres 4-6/02/11



Hemos inaugurado el año 2011 con un viaje! 
Papa Noel (que me conoce bien ;) me trajo dos billetes de vuelo a Londres para el fin de semana del 4 al 6 de febrero!!!!!

Salimos desde Gerona y llegábamos al aeropuerto de Stansted que está a una hora por autopista del centro de Londres. 
Como ya estábamos informados de esto, lo primero que hicimos fue comprar los billetes de autobús en el propio aeropuerto de Girona (creo que el precio por persona ida y vuelta eran 18euros! nada barato! pero es que en Londres NADA es barato!)
Aunque el autobús hacía varías paradas, nosotros elegimos la estación de Liverpool street porque era la estación más cercana a nuestro hotel, que de nuevo volvía a ser de la cadena IBIS.

Buscar hotel en Londres fue complicado, así que como hicimos en París, fuimos a lo seguro y escogimos este hotel de cadena, donde te aseguras unos requisitos mínimos, un precio razonable y además perfectamente comunicado.
http://www.ibishotel.com/es/hotel-5011-ibis-london-city/index.shtml

Lo primero que hicimos al llegar al aeropuerto de Stansted fue retrasar el reloj una hora ;) 



Una vez subidos en el autobús de camino a la ciudad de Londres alucinábamos, porque aunque te lo hayan dicho miles de veces y lo hayas visto en las películas, resulta muy extraño subirse en el autobús por la parte izquierda y ver el volante en el lado derecho, ver como vas por el carril de la derecha y coges las rotondas por la derecha!
Ya en la ciudad me llamaron la atención los rótulos de los locales, muy llamativos y con muchas luces y colores!



Llegamos a la estación a eso de las 23:30h, muy tarde para los londinenses! Pudimos ir andando hasta el hotel, cenamos y fuimos a descansar.

1º DÍA.
Cogimos el metro (su símbolo característico me encanta!). Es bastante viejo y no es tan rápido como el de Barcelona o Madrid. 



Lo mejor es coger el billete ilimitado para un día. Nosotros no lo hicimos el primer día sino el segundo; pero aunque sólo hicimos dos viajes ya hubiéramos ahorrado! así que merece la pena! 
El billete ilimitado de un día son 8 euros, el billete sencillo de un solo viaje son 5 euros, así que no lo dudéis ;)
Madrugamos bastante y decidimos comenzar nuestra ruta en Temple. Al salir lo primero que vimos fue la típica cabina roja de teléfono (sale una sonrisa al verlas!), el río Támesis y el Big Ben al fondo! Otra sonrisa al ver el autobús de dos plantas rojo y los taxis! Me encantaron los taxis! ;)




Y ahí empezamos la caminata, recorrimos el Instituto de Arte, el Royal Courts of Justice, el Museo John Soane's y callejeamos un poco hasta llegar al Royal Opera House, la iglesia St. Paul, la National Gallery, Picadilly Circus, Burlington Arcade y una vuelta por China Town donde tuvimos la suerte de ver las calles súper decoradas pues acababan de celebrar el año nuevo chino!






Seguimos visitando St Jame's Church, Trafalgar Square, el ángel de la caridad cristiana, Horse Guards Parade (donde pillamos el cambio de guardia!), The Banqueting House, churchill Museum y Cabinet War Rooms, el Palacio de Westminster y el Big Ben, la Abadía de Westminster, recorrimos el parque de  James's Park y su palacio, donde se encuentran ardillas, patos y flamencos, hasta llegar al Buckingham Palace.







Por fin, con un dolor de pies considerable, paramos a comer en un italiano. Tras llenar el estómago recorrimos los jardines de Kensigton para luego dirigirnos al Royal Albert Hall, ya que teníamos entradas para el Circo del Sol con su espectáculo TOTEM. Espectáculo que si visita vuestra ciudad no os debéis perder, es indescriptible, no puedo decir nada más ;)


Al acabar la función, ya había oscurecido así que cogimos el metro para dirigirnos a Westminster para ver la ciudad de noche iluminada y la noria, London Eye, que no es tanto como me esperaba. 



Después de pasear un rato y hacer algunas fotos nos dirigimos al hotel y cenamos en un restaurante pub donde probamos el fish and chips, típico del país, que mucho a pescado no sabe, sino más bien a fritura ;O


2º DÍA.
El segundo día decidimos hacer uso de los viajes ilimitados del billete de metro y disfrutar más del ambiente londinense. Y así fue.

Lo primero que hicimos fue ir hasta St. John Wood a hacernos la foto en el famoso paso de cebra de Abbey Road, portada del disco de los Beatles.





Luego nos subimos a un autobús británico (por supuesto a la parte de arriba ;) y quisimos ir al Mercadillo de Old Spitalfields Market, con la mala suerte de que los puestos no estaban puestos! Fue entonces cuando nos pusimos a caminar y a conocer los lugares más recónditos de la ciudad.

Encontramos un tesoro de tienda: Dolly Dare. Donde sólo pudimos mirar porque para comprar, había que tener más libras de las que llevábamos ;P




Y entramos en la zona de Brick Lane característica por su elevada concentración de personas de origen indio o paquistaní, con miles de bares y restaurantes de comida hindú y árabe y comida en la calle. La gente que camina por alli es un espectáculo en si misma; donde se lleva la androginia y los cortes de pelo raros.

Encontramos miles de tiendas vintage y de segunda mano, pero a pesar de esto seguían siendo caras. Y la tienda de discos Rough Trade de ambiente inigualable, donde es OBLIGATORIO hacerse una foto en el fotomatón que tiene, donde las fotos son de una calidad impresionante y se sale guapo seguro :).

Después de comer fuimos a visitar la Catedral de St. Paul's, London Bridge y Tower Bridge, las Torres de Londres (palacio y fortaleza), el City Hall y entramos  un ratito en el Tate Modern.





La tarde no dio para mucho más, estábamos agotados y aunque nos quedaba mucha ciudad por visitar, nuestros pies no podían más y ya se había hecho de noche.

Para despedirnos de la ciudad fuimos a tomar unas cervezas a SPITZ un café donde se escucha cualquier tipo de música y con gente de todo tipo, que parecía llevar ropa de cualquier tipo una encima de la otra, jeje

Para cenar fuimos a HAMILTON HALL ubicado en la estación de Liverpool street, fue el hall de espera de la estación. Ahora transformado en restaurante pub ofrece una decoración muy particular, una carta estándar que para los precios londinenses es muy económica y muy buen ambiente.

Así despedimos la ciudad, porque al día siguiente tuvimos que madrugar para coger el autobús de vuelta :(
Hemos venidos hipnotizados con la ciudad, y no sabría qué ciudad escoger como favorita, Paris (que definiría con color rosa y azul pastel) o Londres (de color rojo). Menos mal que no hay que decidirse y me puedo quedar con las dos ;)




domingo, 26 de septiembre de 2010

Collioure | Carcassonne | Castelnaudary | Toulouse | Narbonne | 24-26/09/2010

Hemos aprovechado el puente de La Mercè para hacer una ruta en coche por el sur de Francia. La idea era coger dos noches de hotel y con la comida en el coche ir haciendo escalas en varios pueblos de las regiones de Languedoc-Rosellon y Midi Pyreneès. Los hoteles han sido esta vez de la cadena Campanile, uno en Carcassone y otro en Toulouse, los dos en las afueras ya que llevabamos coche y así nos salía un poco más económico.

Salimos el viernes por la mañana desde Barcelona y a eso de las 10:30h ya estábamos en Collioure, un precioso pueblo costero perteneciente a la Cataluña francesa. En este pueblo falleció Antonio Machado en el exilio y está enterrado en su cementerio. 




Pasamos toda la mañana paseando por su puerto pesquero y sus callejuelas, con las casas de colores, todo lleno de tiendecitas con productos típicos y muchas, muchas galerías de arte.





Para comer decidimos parar en uno de los restaurantes cerca del puerto, donde hacían "Moules frites", un gran plato de Mejillones preparados de varias formas con patatas fritas, que estaba muy bueno. En realidad, este es un plato muy popular en Bélgica y el norte de Francia pero ya se ha extendido por todo el país.

Después de comer decidimos visitar el cementerio y la tumba de Antonio Machado, que según cuentan, siempre tiene flores frescas y una gran cantidad de recuerdos y cartas.




Antes de marcharnos nos pasamos a comprar anchoas y derivados, muy típicos en Collioure.

La siguiente parada sería Carcassonne. Llegamos por la tarde y después de pasar por el hotel a dejar las cosas nos dimos un paseo por la parte nueva, aunque no sirvió de mucho porque estaba lloviendo y casi todo estaba cerrado ya.

Fue a la mañana siguiente cuando visitamos La Citè, la ciudad amurallada, declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1997. Nos impresionaron bastante las dimensiones de todo aquello y lo bien reconstruido que está, con toda la muralla completa y sus 53 torres. En su interior toda una ciudad llena de bares, restaurantes, museos y tiendas de souvenirs. Sin duda es un lugar que merece mucho la pena visitar.





A la hora de comer visitamos Castelnaudary, un pequeño pueblo a pocos kilómetros de Carcassonne, conocido por ser la ciudad del Cassoulet, un guiso a base de alubias blancas con costilla de cerdo, salchicha de Toulouse, tocino de cerdo y pato confitado, que regado con uno de los típicos "Vins de Pays" estaba para chuparse los dedos... y echarse una buena siesta después!!




Por la tarde llegaríamos a Toulouse, la llamada ciudad rosa por el color de sus edificios echos de ladrillo visto, atravesada por el río Garona.

Después de dejar las maletas en el hotel nos fuimos a dar una vuelta por la orilla del río, viendo sus puentes y luego visitamos la zona de Le Capitole, la basílica, el claustro y la catedral. Antes de ir a cenar nos pasamos por uno de los muchos bares de ambiente joven a tomar unas cervezas. 



A la mañana siguiente fuimos a ver la zona del canal para luego marchar en dirección a Narbonne. A destacar el buen ambiente que existe en la ciudad pero no tiene mucho más, nos decepcionó bastante quizá porque llevabamos muchas espectativas creadas, nos habían hablado muy bien de Toulouse pero para gustos los colores...

Narbonne sería nuestra última parada antes de volver a Barcelona y más que nada una parada técnica para comer algo y dar una vuelta por el casco antiguo, visitando la catedral y el palacio nuevo. Sería aquí donde probamos la original baguette francesa.



Y de vuelta a Barcelona con la sensación de haber pasado un puente muy agradable, tranquilo y de paseo por una región que no conocíamos y que tenemos tan cerca de casa. Es una escapada para recomendar.

miércoles, 9 de junio de 2010

Oslo | 4-6/06/2010


Hotel:

Hay que decir que en Oslo nada es barato sino todo lo contrario y el hotel no iba a ser menos, eso sí, muy moderno y limpito todo. La única pega que le pondría es que el baño no tiene ninguna privacidad ya que una de las paredes es de cristal totalmente transparente. Por lo demás perfecto, con unos magníficos desayunos con una gran surtido de fruta, cereales, zumos, embutidos, tortillas e incluso un tipo de caviar que estaba buenísimo. Bien situado y comunicado con el centro de Oslo y el puerto, se puede ir caminando un ratito o en el tranvía que hace parada en la misma puerta del hotel.

Nuestro viaje a Oslo ha sido el único al que hemos ido casi sin documentarnos acerca de la ciudad y sus lugares de interés, digamos que no lo preparamos concienzudamente como los demás y eso hizo que tuviéramos que improvisar, por ejemplo, con los restaurantes y algunos lugares sobre la marcha.

Fue precioso el viaje en avión, si tienes suerte de pillar un día despejado, como nosotros, puedes ver unos paisajes maravillosos de la costa de Holanda, viendo Amsterdam, la costa de Dinamarca y el fiordo de Oslo que es impresionante.

Llegamos al aeropuerto de Rygee el viernes por la tarde y allí cogimos un mapa de Oslo para poder orientarnos con las calles y las líneas de tranvía. Después del viaje en bus hasta la ciudad llegamos a la estación de Oslo y de ahí en tranvía hasta el hotel, dejamos las maletas y fuimos a dar una vuelta por los alrededores. Se nos hicieron casi las 12 y aún no habíamos cenado, y es que nos despistó que aún era de día!! En la época que estuvimos solamente caía la noche durante un par de horas y era una sensación bastante rara ya que para dormir tenías que cerrar las cortinas para que no entrara luz y cuando te levantabas a las 8 hacía sol casi de mediodía!!

Nos levantamos por la mañana temprano y fuimos a ponernos finos de desayunar. No se que pasa pero en casa nunca nos paramos a hacer un buen desayuno y en los hoteles cuando nos lo dan echo nos ponemos hasta arriba!! En fin, que cogimos la mochila y nos fuimos andando en dirección al centro de Oslo pasando por el Palacio Real con sus jardines (Slottsparken) y bajando la avenida Karl Johans viendo el teatro nacional, la universidad, el hard rock café, el parlamento y la catedral hasta llegar al puerto de Oslo, frente al ayuntamiento, donde podías comprar gambas recién pescadas en los barcos que llegaban.


Desde el puerto cogeríamos el barco que nos llevaría a hacer un mini crucero por el fiordo de Oslo (muy recomendable) pero no sin antes pasar a tomar una cerveza bien fría y comprar algo de ropa de manga corta, ya que nos fuimos desde Barcelona solamente con jerseys pensando que haría frío y nos encontramos con un sol tremendo que incluso nos quemó la cara!!



Después del crucero fuimos buscando comer algo típico y nos encontramos casi por casualidad con la Brasserie 45, de la que habíamos leído algún comentario. Fue allí donde probamos un plato de salmón noruego y, por supuesto, no nos defraudó.


Nos quedaba media tarde por delante, además no se hacía de noche!! así que esperamos un tranvía que nos llevara hasta el Vigelandsparken. En la parada del tranvía nos encontramos con señor local muy agradable que hablaba un poquito de español y nos contó unas cuantas cosas sobre Oslo, sus habitantes y sus costumbres. Vigelandsparken, el parque de Vigeland, es una de las atracciones más visitadas de Noruega y el trabajo de toda una vida del escultor Gustav Vigeland. En el parque se pueden ver más de 200 maravillosas esculturas de bronce, hierro y granito. En sus jardines también se reúne la gente joven a comer y beber, nosotros estuvimos un sábado por la tarde y era impresionante la cantidad de gente joven que había, incluso con barbacoas y equipos de música bastante potentes.


No habíamos parado en todo el día y estábamos agotados así que fuimos a darnos una ducha al hotel y a comer algo rápido a un McDonalds que había cerca para ir a dormir cuanto antes.


El plan para la mañana siguiente sería visitar el famoso salto de skí de Holmenkollen así que nos levantamos pronto y allí nos fuimos después de hacer unas cuantas filigranas con tren y bus porque la línea de tren que sube, igual que el salto, la estaban preparando para el siguiente campeonato. Una vez arriba las vistas de Oslo y el fiordo son realmente impresionantes, es otra de las visitas que no puedes dejar de hacer.


Y de ahí a tirarnos un rato en los jardines del Palacio Real para ver el cambio de guardia, que al final resultó una chorrada pero pasamos un rato divertido.




No nos dio tiempo a más ya que teníamos que llegar al hotel para hacer el check out. Comimos algo al lado y cogimos el tranvía que nos llevó a la estación, donde cogeríamos el bus de nuevo hacia el aeropuerto de Rygee y de ahí hasta Barcelona.


Nos vinimos con una sensación muy buena en general y recomendaría a cualquiera viajar a Oslo, eso sí, es una ciudad bastante cara;)